La inteligencia artificial (IA) ha transformado nuestras vidas, facilitando tareas, automatizando trabajos repetitivos, mejorando diagnósticos médicos, optimizando procesos industriales y analizando grandes volúmenes de información para hacer más eficiente la gestión de recursos.

Pero el avance de la tecnología es tan vertiginoso, que en los últimos tiempos se ha comenzado a hablar de la inteligencia aumentada, un nuevo concepto que va un paso más allá, enfocándose en potenciar las capacidades humanas en lugar de replicarlas.

A diferencia de la inteligencia artificial tradicional, que busca emular el pensamiento humano, la inteligencia aumentada se centra en complementar y mejorar las habilidades humanas a través de una colaboración sinérgica entre personas y máquinas.

Este enfoque no pretende reemplazar al ser humano, sino potenciarlo, permitiendo una toma de decisiones más rápida y precisa, y ampliando la capacidad de análisis y resolución de problemas.

"La inteligencia artificial es una de muchas tecnologías diferentes, y la inteligencia aumentada es una manifestación o resultado de cómo eliges implementar esas tecnologías de IA", explica Frances Karamouzis, analista de la firma de investigación Gartner.

Juntos mejor que separados

La inteligencia aumentada opera mediante la integración de diversas tecnologías avanzadas que trabajan en conjunto para potenciar las capacidades humanas. En su núcleo, utiliza algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales artificiales para procesar y analizar grandes volúmenes de datos, para que los humanos luego puedan utilizarlos para una mejor toma de decisiones.

Esto ofrece una ventaja significativa sobre la IA tradicional, que a menudo carece de la capacidad de aplicar el sentido común y puede quedar atrapada en un enfoque limitado y riguroso de los datos.

¿Qué pasaría, por ejemplo, si se inicia un incendio en el lugar donde dos supercomputadoras programadas con inteligencia artificial se enfrentan entre sí en una partida de ajedrez?

Seguramente, intentarían seguir jugando, como si nada pasara a su alrededor. En cambio, si uno de los contendientes fuese un humano, reaccionaría ante el siniestro y daría por terminado el juego.

Un estudio realizado por IBM demostró claramente los beneficios de la inteligencia aumentada en el ámbito clínico. La investigación reveló que un sistema basado en IA, encargado de detectar células cancerosas en los ganglios linfáticos, presentaba una tasa de error del 7,5%, mientras que los patólogos humanos tenían una tasa de error del 3,5%. Sin embargo, al combinar la tecnología de IA con la experiencia de los patólogos, la tasa de error se redujo drásticamente al 0,5%.

Estos ejemplos destacan cómo la colaboración entre la inteligencia artificial y la humana puede producir mejores resultados que cualquiera de ellas por separado.

Transformando la economía y la vida de las personas

La inteligencia aumentada está dejando su huella en muchas industrias clave de la economía global.

En el sector médico, está transformando la manera en que se diagnostican y tratan las enfermedades. Al analizar historiales médicos y predecir riesgos, estos sistemas ayudan a los profesionales de la salud a tomar decisiones más informadas, mejorando la precisión en el diagnóstico y optimizando los planes de tratamiento.

En el ámbito financiero, la inteligencia aumentada permite una visión más profunda y detallada de las tendencias del mercado. Las herramientas de análisis predictivo pueden anticipar fluctuaciones en los precios de las acciones y automatizar procesos de negociación, mejorando así la eficiencia y precisión de las estrategias de inversión.

El desarrollo de vehículos autónomos es un área donde la inteligencia aumentada juega un papel crucial. Aunque estos vehículos están diseñados para operar sin intervención humana, la inteligencia aumentada permite que los sistemas respondan adecuadamente en situaciones imprevistas, como la aparición repentina de obstáculos en la carretera.

El retail es otro sector que se beneficia enormemente de la inteligencia aumentada. Mediante el análisis de datos sobre los patrones de compra y tráfico de los clientes, las empresas pueden optimizar el diseño de las tiendas y la disposición de los productos, mejorando la experiencia de compra. Además, los chatbots con inteligencia aumentada ofrecen un servicio al cliente personalizado y eficiente, respondiendo a las necesidades de los clientes con mayor precisión.

Asimismo, la inteligencia aumentada está mejorando diversos aspectos de la vida cotidiana, a través, por ejemplo, de los asistentes de navegación o GPS, de los traductores en tiempo real, o de los asistentes virtuales como Alexa, Siri o Google Assistant.

Esta tecnología también está impactando en las plataformas de educación, haciéndolas más personalizadas, en las aplicaciones de compras inteligentes o en los sistemas de fitness o entrenamientos adaptados a las necesidades de los usuarios.

En resumen, la clave de la inteligencia aumentada radica en su capacidad para aprender y mejorar continuamente. A medida que interactúa con los usuarios, el sistema refina sus algoritmos, adaptándose a las necesidades específicas de cada sector y mejorando su precisión con el tiempo.

Hacia un futuro más inteligente

A medida que la inteligencia aumentada avanza, enfrenta desafíos cruciales que definirán su desarrollo y adopción.

Uno de los principales es la seguridad. Con el creciente uso de datos para alimentar algoritmos y sistemas inteligentes, garantizar la protección de esta información es fundamental. La vulnerabilidad a ataques cibernéticos y la posibilidad de que estos sistemas sean manipulados para fines maliciosos son riesgos que no pueden ser subestimados.

Otro reto significativo es el de la ética. La integración de la inteligencia aumentada en la toma de decisiones plantea preguntas sobre la responsabilidad y la transparencia. Es esencial que las decisiones asistidas por máquinas respeten principios éticos y se tomen de manera justa y equitativa, evitando sesgos que puedan perpetuar desigualdades.

Las perspectivas, pese a todo, son muy alentadoras. El mercado global de la inteligencia aumentada, que en 2023 fue valuado en 24.900 millones de dólares, alcanzará los 109.300 millones de dólares en 2023, creciendo una tasa compuesta anual de 23,6%, según el informe difundido por la consultora Research and Markets.

La potencialidad de la inteligencia aumentada, como se ve, es enorme. Y no se trata solo de una herramienta tecnológica: es una aliada en el viaje hacia un futuro más inteligente y prometedor, donde la colaboración entre humanos y máquinas impulse la innovación a niveles sin precedentes.

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