¿Te imaginas que las lámparas de tu casa no solo iluminen tus espacios, sino que también te conecten a internet? Esta es la promesa de Li-Fi, una tecnología emergente que utiliza la luz visible para transmitir datos a velocidades sorprendentes.

Aunque su nombre pueda sonar futurista, el concepto está aquí, listo para transformar nuestra forma de conectarnos. El Li-Fi —abreviatura de Light Fidelity— es una tecnología de comunicación inalámbrica que aprovecha las ondas de luz, en lugar de las ondas de radio utilizadas por el Wi-Fi.

Esta revolucionaria herramienta fue presentada al mundo en 2011, por el profesor Harald Haas, de la Universidad de Edimburgo. Su descubrimiento surgió como respuesta a un problema creciente: la saturación del espectro radioeléctrico utilizado por el Wi-Fi.

Haas demostró cómo una bombilla LED común podía transmitir datos a alta velocidad mediante variaciones imperceptibles en la intensidad de la luz. Este principio aparentemente simple se basaba en la capacidad de los LED para encenderse y apagarse millones de veces por segundo, creando un código binario capaz de transmitir información.

El desarrollo del Li-Fi ha experimentado un progreso notable desde entonces. La fundación de pureLiFi, empresa pionera en su comercialización, marcó el inicio de su desarrollo comercial.

Los avances técnicos no se hicieron esperar: las pruebas de laboratorio alcanzaron velocidades asombrosas de hasta 224 gigabits por segundo, superando ampliamente las capacidades del Wi-Fi convencional.

En la actualidad, el Li-Fi ha trascendido el ámbito experimental para encontrar aplicaciones prácticas en entornos industriales y comerciales, donde su capacidad para transmitir datos de forma segura y eficiente a través de la luz lo convierte en una alternativa prometedora para las comunicaciones del futuro.

Las perspectivas de crecimiento de esta tecnología son formidables.

De acuerdo a un informe de Market.us, el mercado global de Li-Fi alcanzará los 67.400 mil millones de dólares en 2033, frente a los 1.200 millones de dólares registrados en 2023, lo que representa un aumento de la tasa compuesta anual del 50%.

La consultora Research and Markets pronostica un aumento aún mayor: el mercado de Li-Fi, que en 2023 rondaba los 1.040 millones de dólares, superará los 85.100 millones de dólares en 2032, frente a los 1.040 millones de dólares registrados en 2023, alcanzando un incremento de 63,16% de la tasa compuesta anual.

Ventajas que brillan

Más allá de su impresionante velocidad, el Li-Fi ofrece ventajas significativas sobre el Wi-Fi tradicional.

La transmisión de datos mediante luz visible proporciona una seguridad superior, ya que las señales no pueden atravesar paredes, eliminando el riesgo de interceptación desde el exterior. Esta característica lo hace ideal para entornos que requieren alta confidencialidad, como hospitales o instituciones financieras.

Además, al utilizar el espectro de luz visible, el Li-Fi no interfiere con señales de radio ni equipos electrónicos sensibles, permitiendo su uso seguro en aviones, plantas industriales y centros médicos donde las ondas electromagnéticas podrían ser problemáticas.

Su eficiencia energética también destaca: la misma luz que ilumina un espacio puede simultáneamente transmitir datos, optimizando el consumo de recursos.

Aunque el Li-Fi aún no se ha integrado por completo en nuestras vidas cotidianas, su potencial ya está siendo explorado en diversas áreas.

En el sector de la salud, puede facilitar la transmisión de datos en quirófanos, donde las ondas de radio del Wi-Fi pueden interferir con equipos médicos sensibles.

En la aviación, promete conexiones más estables y rápidas durante los vuelos, algo que los pasajeros llevan años demandando.

Incluso en las ciudades inteligentes, el Li-Fi podría aprovechar la red de farolas LED para ofrecer conectividad en espacios públicos.

Obstáculos en el camino

Más allá de que en algunas compañías y entidades académicas ya se lo está utilizando de manera experimental, la implementación masiva del Li-Fi aún enfrenta barreras económicas y técnicas.

El principal obstáculo radica en la necesidad de modificar la infraestructura existente: cada dispositivo requiere un receptor específico para captar las señales luminosas, y las luminarias actuales deben ser reemplazadas por sistemas compatibles con Li-Fi. El costo de esta transición tecnológica resulta considerable para empresas y usuarios finales.

Otro factor limitante es que la luz no puede atravesar obstáculos, requiriendo línea de visión directa entre emisor y receptor, lo que implica instalar más puntos de acceso que con Wi-Fi para garantizar una cobertura adecuada.

Además, la tecnología aún debe resolver desafíos como el mantenimiento de la conexión cuando se bloquea momentáneamente el haz de luz o cuando el usuario se desplaza entre diferentes áreas iluminadas.

¿Li-Fi o Wi-Fi?

Lejos de reemplazar al Wi-Fi, los expertos coinciden en que ambas tecnologías pueden coexistir y complementarse. Mientras el Wi-Fi seguirá dominando en espacios amplios y abiertos, el Li-Fi tiene un nicho prometedor en lugares donde la velocidad, la seguridad y la ausencia de interferencias son críticas.

El futuro de la conectividad no solo está en el aire; también está en la luz. Y aunque todavía estamos en las primeras fases de este desarrollo, Li-Fi nos invita a repensar cómo interactuamos con nuestro entorno. Después de todo, ¿quién dijo que las luces solo sirven para ver?

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